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jueves, 10 de mayo de 2012

Zombielosofías para Viernes.


Puede bien ser un truco de la edad, la obligada comodidad de la madurez ó algún factor sociológico externo anidado por allí en el inconsciente colectivo. Pueden bien ser todas las anteriores o ninguna.

La clanificación de “america”. Si, america así con minúscula y sin acento. “america” es esa que se han robado los gabachos muy distinta de la América que conocemos nosotros los cultos como un continente. La clanificación de “america” se reveló formalmente ante mis ojos cuando sondeaba la posibilidad de fundar un foro de discusión acerca de motocicletas en internet, motocicletas de cierta marca en particular que ya es común en nuestro México actual.

Aquí no funcionaría un foro así -dijo Miguel, En estados unidos ha funcionado por la clanificación tan marcada que presentan los gringos por su necesidad de identificarse con algo y hermanarse con los que comparten esa misma pasión. Es lo que ha suplido su núcleo familiar. Aquí lo podrías hacer, pero como no estamos dispersos y aglutinados en la correcta proporción entonces algo tan específico no tendría un mercado atractivo en números. Aquello más que correcto, sonaba perfectamente lógico y sensato. Me hizo pensar en… el Futbol¡! Para eso estamos nosotros dispersos y aglutinados en la correcta (raya-en-lo-estúpida) medida.

A medida que pasa el tiempo (pasa y pasa el güey)… Me he encariñado con la teoría apocalíptica de ciencia ficción en la que los ex-muertos deambulan por allí a medio-podrir, empeñados en fastidiar a una desconcertada minoría de seres humanos “normales” que luchan para sobrevivir ellos y los suyos. Cada quien por si mismo y por los suyos hasta que la epidemia los alcanza y habrá que llorarles 5 minutos para seguir corriendo por salvar la vida. Dije ciencia ficción???

Volviendo al truco de la edad, la comodidad y el factor sociológico… Qué tal si añadimos la seguridad y la tranquilidad a la ecuación? Se han fijado que cada vez tendemos más a vivir “zombie-wise”?  Imaginen que les llama el guardia armado que vigila la puerta de su comunidad cerrada (eso que los jodidos llaman “coto”):

-Disculpe que lo moleste Sr. le busca un andrajoso aquí fuera, no refiere asunto alguno solo quiere pasar y algo dice de que está hambriento, si me pide su opinión, no se le ve de buen aspecto y si mucho me apura, se ve hostil el mugroso.

-Gracias Andrés, dispárele dos veces en la cabeza por favor y tire el cuerpo donde no de mal aspecto, gracias, buenas noches.

En serio, uno cada vez (yo por ejemplo sinceramente) me voy inclinando más por la arquitectura a prueba de zombies. Me gustan los espacios cómodos, agradables y muy seguros. Qué mejor que unos buenos muros de hormigón, copeteados de cercas electrificadas con alambre de púas y puertas de sólida herrería a prueba de Jenny-Riverazos. Ahora que mencionamos a la curvilínea cantante... cuánto tardaría un zombie promedio con apetito promedio en… olvídenlo… calculamos eso más tarde.

Fíjense como sin querer vamos uniendo las puntas de la madeja. Ya no suena la cosa tan a ciencia ficción. En la medida que nos vamos clanificando y añadimos distintivos en la sociedad (clases si se les antoja, tribus urbanas, pérdida de núcleos familiares, etc.) más tenemos que cuidarnos unos de los otros y de los otros más.

Hemos inventado (bendito sea Dios) medios para comunicarnos cada vez con más eficiencia y menos contacto, como si fuese en efecto una epidemia apocalíptica con medios de contagio no delimitados en su totalidad, pero “científicamente” segregados hasta un límite seguro que termina por aniquilar la sociedad en su esencia y funcionamiento. Tendrá que ser pues la comunicación en aislamiento el remanente y eterno espectro de radio, vestigio del big-bang ó esa grabación automática que como en las películas de zombies nos dice como actuar y a dónde dirigirnos.

No todo es malo. No me crean un pesimista por penitencia. Me di a la tarea de encontrar una justificación para ese encanto que tiene el apocalipsis zombie. Miren a su alrededor, el cine, la televisión y algunos otro medios gráficos de entretenimiento están plagados de historias de los putrefactos en cuestión.

Es de verdad mi idea que parte del encanto reside en el deseo que permanece dentro de cada uno de nosotros de vivir “alejados del bullicio y de la falsa sociedad” (esa es canción, pero igual queda) Regresar hacia algún paraje campestre que nos proteja de las aglomeraciones, incomodidades y peligros de las grandes ciudades. Volver a congregarnos con los realmente importantes y crear nuevos órdenes sociales de convivencia donde el contacto físico no es solo el peligro sino también la clave de la supervivencia (y la gozosísima procreación, porqué no?)

Otro lado, igualmente válido de la moneda, es pensar e el sociópata que todos llevamos dentro. Qué podría despertar más emociones que disparar a diestra y siniestra con armas de alta potencia en las cabezas de los blancos más humanos posibles sin remordimientos??? Total, encima de todo me quieren morder¡! Se mueven, disque hablan, sangran y con un escopetazo en la cabeza dejan de fastidiar. Tengo un vecino y dos o tres conocidos a quienes más les vale ocultar su contagio porque les estaré vigilando de muy cerca y seré yo quien les saque de su miseria con zendo plomazo entre los ojos. Yo sé que algunos de ustedes pensaron en sus suegras o qué se yo, no se limiten, total¡! Esto es pura ciencia ficción, no es como si un día la vieja bruja esa se vaya a tratar de meter a su casa a causar terror.

Ahorita está de temporada por ejemplo clanificarse por ideas políticas. Qué tristeza¡! Dividiéndonos hasta lo irreductible y aún así corriendo todos con ojos enlagañados directitos a la panza de los zombies más hediondos… Dejemos ahí, ésta historia ya tiene su horror disperso y aglutinado en su justa medida.


Clanificación vs pérdida de valores, expansión de intereses, introspección vs aislamiento, comunicación constante vs despersonalización, vivos vs muertos… Cómo ven? Ciencia ficción?...

Ah, por cierto, cuando los zombies vengan, algunos no tendremos con qué despacharlos. america (dicen los que saben) nos prohibió alguna vez el derecho a acumular armas para defendernos (nadie quiere a un vecino jodido y armado). Solo que allá en america despachan los vivos a los vivos hasta en las escuelas primarias. Nosotros los tumbaremos a pedradas. Pero… como dijo una muy sabia mujer: “no te preocupes por cosas que a lo mejor nunca suceden…”  Gracias Mamá¡!

Buen Viernes,



-Francisco Delfino.